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ORACIÓN DE LA NOCHE DEL MARTES 15 DE DICIEMBRE DEL 2020

Señor bueno, que le das fuerza a mi corazón. A esta hora del día mi alma ya siente la urgencia de estar en Tu presencia para poder experimentar la confianza de que estas a cargo de todos mis asuntos, porque mis acciones, mis proyectos, mis relaciones, mis anhelos y preocupaciones tienen que ser sometidas a tu voluntad e iluminadas por Ti.

Tu eres la luz perpetua en mi camino y es allí cuando puedo mirarte a los ojos y ver en tu dulce rostro ese gesto que me anima.La angustia no tiene cabida cuando te siento junto a mi pues tu promesa de vida y esperanza no caduca, es eterna.

Aun en mis tiempos de desierto aguardo con paciencia nuevos tiempos y tu misericordia en mi día a día. Quiero escuchar tus palabras cargadas de esperanza, de alegría, de amor, que hacen que mi ser entero se sienta invencible y confiado.

Yo hoy te digo: «Mi espíritu se abre a tu amor en mis horas alegres y en mis horas de angustia. Aunque ande atribulado, puedo confiar, con toda seguridad, en Ti ”Hoy te pido especialmente por todas aquellas personas que han perdido un ser querido para que puedan sentir el bálsamo de tu amor y compañía. No los dejes solos. Abrázalos a ellos y a nosotros también y cúbrenos con tu manto. No te separes de mí. Virgen María Milagrosa arropanos con tu manto. Amén.Muy buenas noches. Le deseo una noche de paz junto a toda tu familia…

HISTORIA PARA MEDITAR EN NAVIDAD.

Los zapatos del campesino.

Un estudiante universitario salió un día a dar un paseo con un profesor, a quien los alumnos consideraban su amigo debido a su bondad para quienes seguían sus instrucciones. Mientras caminaban, vieron en el camino un par de zapatos viejos y supusieron que pertenecían a un anciano que trabajaba en el campo de al lado y que estaba por terminar sus labores diarias. El alumno dijo al profesor: «Hagámosle una broma; escondamos los zapatos y ocultémonos detrás de esos arbustos para ver su cara cuando no los encuentre». Mi querido amigo – le dijo el profesor – nunca tenemos que divertirnos a expensas de los pobres. Tú eres rico y puedes darle una alegría a este hombre. Coloca una moneda en cada zapato y luego nos ocultaremos para ver cómo reacciona cuando las encuentre. Eso hizo y ambos se ocultaron entre los arbustos cercanos.

El hombre pobre, terminó sus tareas, y cruzó el terreno en busca de sus zapatos y su abrigo. Al ponerse el abrigo deslizó el pie en el zapato, pero al sentir algo adentro, se agachó para ver qué era y encontró la moneda. Pasmado, se preguntó qué podía haber pasado. Miró la moneda, le dio vuelta y la volvió a mirar. Luego miró a su alrededor, para todos lados, pero no se veía a nadie. La guardó en el bolsillo y se puso el otro zapato; su sorpresa fue doble al encontrar la otra moneda.

Sus sentimientos lo sobrecogieron; cayó de rodillas y levantó la vista al cielo pronunciando un ferviente agradecimiento en voz alta, hablando de su esposa enferma y sin ayuda y de sus hijos que no tenían pan y que debido a una mano desconocida no morirían de hambre. El estudiante quedó profundamente afectado y se le llenaron los ojos de lágrimas. Ahora, dijo el profesor ¿no estás más complacido que si le hubieras hecho una broma?

El joven respondió: «Usted me ha enseñado una lección que jamás olvidaré. Ahora entiendo algo que antes no entendía: es mejor dar que recibir». Dios te bendiga

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