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Domingo 28 de mayo – Felicidad en Dios

SÉ FELIZ, mi amado hermano o hermana, pues en los designios del Todopoderoso siempre encontrarás una respuesta a cada puerta que se cierra en tu camino. En esos momentos de incertidumbre y desafío, recuerda que Dios, en Su infinita sabiduría y amor, guarda una llave especial, una solución perfecta, destinada a abrir nuevas oportunidades en tu vida.

Cuando las dificultades se presenten ante ti, confía en que el Señor, quien conoce cada fibra de tu ser, te brindará la fuerza y la guía necesarias para superar cualquier obstáculo. No te desanimes, pues en Su divina providencia, Él tiene preparado un camino hacia la victoria y la superación. Mantén la esperanza viva en tu corazón, sabiendo que la mano de Dios siempre está extendida hacia ti.

En esos momentos de tristeza que parecen abrumarte, eleva tus plegarias al Cielo, y ten la certeza de que el Altísimo acudirá a tu llamado. Él es el consolador de los corazones afligidos y el sanador de las heridas más profundas. En Su infinito amor, te brindará alivio y consuelo, envolviéndote con Su paz que sobrepasa todo entendimiento.

Cuando las sombras de la incertidumbre y el miedo se ciernan sobre tu vida, ten la certeza de que la luz divina de Dios siempre brillará en medio de la oscuridad. Su luz iluminará tu camino, disipando las dudas y mostrándote la senda que debes seguir. Confía en que, en cada paso que des, Él estará a tu lado, guiándote con amor y protegiéndote de todo mal.

Y no olvides, amado hermano o hermana, que cada nuevo día es un regalo de Dios, lleno de posibilidades y propósitos divinos. Puedes confiar en que en Su amorosa mano, Él tiene un plan maravilloso y perfecto para cada jornada que amanece. Entrega este día, y todos los días venideros, en las manos del Señor, confiando plenamente en Su sabiduría y dirección.

Por todo ello, te invito a decir «AMÉN», como un acto de rendición y confianza, reconociendo que encomendar este día y tu vida al Señor es la clave para encontrar la verdadera felicidad y experimentar Su gracia y bendición en abundancia. Que así sea, en el nombre de Jesús, nuestro Salvador y Redentor. AMÉN.

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