Amado Dios de infinita bondad, me presento ante Ti en esta bella mañana para darte gracias por el hermoso regalo de la vida. El pasado ya ha quedado atrás y hoy con los nuevos rayos de luz del sol, mi vida se llena de oportunidades. Confío en tus planes y en tu misericordia, pues Tú eres un Dios bueno y bondadoso, por eso nunca he de temer, pues prometiste sostener con firmeza la mano de aquellos que a ti se acercan y tus promesas, amado Dios, permanecen para siempre, gracias Dios por este día que comienza, por tu constante guía y por tu eterna compañía. Amén.
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