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Santo Evangelio de hoy – Lucas 12,35-38.

Estén preparados para la venida de Dios

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta. Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada. Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlo. Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así».

Palabra del Señor.

Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.

«Nadie conoce el día ni la hora de la venida del Señor.»

Sobre las lecturas de hoy, vemos que el Esposo es el Señor, y el tiempo de espera de su llegada es el tiempo que Él se nos da, con misericordia y paciencia, antes de su llegada final, tiempo de la vigilancia; tiempo en que tenemos que mantener encendidas las lámparas de la fe, de la esperanza y de la caridad, donde mantener abierto nuestro corazón a la bondad, a la belleza y a la verdad; tiempo que hay que vivir de acuerdo a Dios, porque no conocemos ni el día, ni la hora del regreso de Cristo.

A través de las lecturas de hoy, lo que se nos pide es estar preparados para el encuentro: preparados a un encuentro, a un hermoso encuentro, el encuentro con Jesús, que significa ser capaz de ver los signos de su presencia, mantener viva nuestra fe, con la oración, con los Sacramentos, estar atentos para no caer dormidos, para no olvidarnos de Dios.

La vida de los cristianos dormidos es una vida triste, ¿eh?, no es una vida feliz. El cristiano debe ser feliz, la alegría de Jesús… No se duerman.

Un cristiano que se encierra dentro de sí mismo, que oculta todo lo que el Señor le ha dado, no es un cristiano. Es un cristiano que no agradece a Dios todo lo que le ha dado.

Las lecturas de hoy nos dice que la espera del retorno del Señor es el tiempo de la acción. Nosotros somos el tiempo de la acción, tiempo para sacar provecho de los dones de Dios, no para nosotros mismos, sino para Él, para la Iglesia, para los otros, tiempo para tratar siempre de hacer crecer el bien en el mundo.

Y sobre todo hoy, en este tiempo de crisis, es importante no encerrarse en sí mismos, enterrando el propio talento, las propias riquezas espirituales, intelectuales, materiales, todo lo que el Señor nos ha dado, sino abrirse, ser solidarios, tener cuidado de los demás. No entierren los talentos.

Apuesten por grandes ideales, los ideales que agrandan el corazón, aquellos ideales de servicio que harán fructíferos sus talentos. La vida no se nos ha dado para que la conservemos celosamente para nosotros mismos, sino que se nos ha dado, para que la donemos. (Reflexión del Evangelio de hoy. Audiencia general 24 de abril de 2013.)

Oración del día para el Evangelio de hoy.

Padre, ten misericordia de mí, a veces actúo con indiferencia ante las necesidades de otros, pierdo de vista tu compasión. Debo estar preparado como lámpara encendida, con un corazón que arda con Caridad. Que no me encierre en mis propios intereses.

Toca mi corazón, líbrame del miedo que no me permite ser misericordioso con los demás. Amén.

Propósito del Evangelio de hoy.

Me distanciaré un poco de todo para conversar con Dios en la oración sobre los problemas que me causan ansiedad. Para unos es fácil la oración, para otros es una batalla. No pierdas el ánimo.

Frase de reflexión.

«La pertenencia a Cristo y el estilo de vida que se deriva de ella no aíslan al creyente del mundo; por el contrario, lo hacen protagonista de un servicio de amor en favor del bien común». Papa Francisco.

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