Amado Dios, hoy me postro ante Ti con un corazón lleno de gratitud y alegría. Te agradezco infinitamente por la vida que me has regalado, por el don maravilloso de la salud que me permites disfrutar y por este hermoso día domingo que nos brindas.
Señor, reconozco que eres el autor de la vida y el dador de todo bien. Tu amor inagotable se manifiesta en cada respiración que tomo, en cada latido de mi corazón y en cada momento de salud que experimento. En este día bendito, quiero expresarte mi agradecimiento sincero por tu cuidado constante.
Permíteme, oh Dios, disfrutar de esta jornada dominical en tu presencia, fortaleciendo mi fe y renovando mi espíritu. Que esta jornada sea llena de paz, amor y armonía, y que pueda encontrar descanso y consuelo en ti.
Te ruego, Señor, que me concedas una vida larga y saludable, llena de propósito y bendiciones. Que cada día que transcurra sea una oportunidad para honrarte y servir a los demás con amor y compasión. Que pueda ser un instrumento de tu paz y llevar tu mensaje de esperanza a aquellos que me rodean.
En tus manos pongo mi vida y mi salud, sabiendo que Tú eres el que tiene el control de todo. Ayúdame a cuidar mi cuerpo y mi mente, para que pueda honrarte con una vida plena y abundante.
Gracias, Señor, por escuchar esta oración y por tu amor incondicional. Que tu bendición repose sobre mí en este día y siempre. Amén.